Dicen que cada persona posee una capacidad de apreciación única. Esta tarde, mientras los sentimientos aprietan mi pecho todavía, puedo decir que lo comprobé: me emocioné frente a las fotografías de Gabriel Dávalos.
Desde hace dos o tres años soy fiel seguidora de su trabajo. Cuando supe que la exposición ¨Matria¨ estaría en Matanzas soñé con una posibilidad así – ojalá venga a Camagüey – pensé- Sin imaginar que sucedería, que Gabriel Dávalos al fin expondría algunas de sus instantáneas en la tierra de los tinajones.
Y así fue, hoy a las 5:00pm, en la Plaza de los Trabajadores de Camagüey, quedó inaugurada oficialmente la exposición ¨Matria¨ en la provincia. Gracias a la tecnología celular y las redes sociales había visto muchas de sus imágenes (demasiadas veces). Pero no es comparable. Lo juro. Hay que tenerlas de frente, admirarlas, sentirlas, vivirlas.
Los bailarines del Ballet de Camagüey resultan los protagonistas de esta serie, con la compañía de muchos camagüeyanos, lo cuales fueron captados por el ávido lente de Gabriel en la cotidianidad de nuestras calles.
Al unísono, las 11 fotos que componen la serie muestran danza y vida, los colores de la urbe agramontina y también el gris de sus adoquines. Esa es la grandeza en las fotos de Gabriel Dávalos, que en ellas cohabitan el arte más sublime de los escenarios y también la riqueza popular de la Cuba que todos amamos.
Cada instantánea tiene su propia alma, su historia; no basta con observarla, hay que leer el mensaje que guardan sus píxeles, entenderla.
Por estos días en que los móviles nos roban cada vez más las posibilidades de emocionarnos, de llorar leyendo un libro, escuchando una canción, o apreciando una pintura; por estos días donde nos adaptamos a una nueva forma de vida, sin tener idea de qué vendrá luego. Te invito a emocionarte, a serle infiel a Facebook, Twitter, Instagram y todas las tecnologías, te invito a vivir lo sentimientos que una pantalla es incapaz de provocar. Acércate al arte de Gabriel Dávalos, admíralo, déjate llevar por la fuerza que emana de cada una de sus instantáneas. Estoy segura que después de hacerlo, vivirás tan convencido como yo, de que sus fotografías son como el amor: un arte del que no se regresa.
Por: Yilenis Pérez Sanabia